domingo, 18 de febrero de 2018

Capítulo 222 "Enredo"

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Subí rápidamente las escaleras, casi me mato porque tenìa puestas las chancletas de Ella que calza un número más que yo y entonce me bailan, y tienen unos piolines raros que se me enredan por todos lados, chancletas guapas, con glamour de Gitana, no vaya a creer usted. Atendí y le dije que esperara, la hice esperar un poco, sí. ¡Que se aguante Ella ahora! Igual dos por tres le preguntaba si seguía ahí, a ver si se le daba por cortar, no soy buena haciéndome la cocorita. Buscaba con desesperación su pieza pero no la pude encontrar, terminé, como siempre, en la terraza de los besos imprevistos. Todavía yacían en el suelo los pedazos de las macetas rotas, las plantas se habían adaptado a la nueva estructura sobre el piso y habían sobrevivido igual. La sombrilla todavía cerrada y tirada en el suelo; barro por todos lados. Se me cerrò la garganta. Viajé en el tiempo. Ahí me encajó el primer beso Gitano, bajo la lluvia de Ana, me dio el beso cuando le dije que no iba a escribir nada más en mi blog, me lo dio porque no me creyó, porque supongo que en el fondo le encanta esta porquerìa que hago de no hacerle caso, aunque por afuera se enoje y me cague a pedos. ¿Si no por què cuernos me besò? ¿Solamente porque estaba drogada? ¿No hubo otro elemento que incitara? No quiere que escriba pero le encanta que lo haga. No quiere que el Loco parrandèe pero la seduce que no le obedezca. Gitana Loca. ¡LOCA! (Y hermosa).

Me paré al lado de la medianera con vistas a La Giralda, ni a Fellini le hubiera salido un plano secuencia tan Fellinesco... Llevaba mi pelo recogido, eso destaca mi nuca, mis pequeñas orejas y mis aros de madera colgantes. La luz me daba desde atrás y La Giralda desenfocada al fondo a la derecha. Hola, le dije contrariada. ¿Dónde ha estao?, respondió la Mina. ¿DÓNDE HA ESTAO? ¡Cómo si no hubiera intentado llamarla MILES DE VECES! Me hice la que no me importaba, obvio, le dije que tenía algunos problemas pero no le di detalles, sé que el misterio seduce más que cualquier otra cosa. Mientras le hablaba tocaba con mi mano la notita que me me había dejado en el hostal. Tampoco iba a hablarle sobe ella. Ahora. Vale, respondió, y rápidamente me preguntó por Él, que no se podía comunicar y claro, si el otro debe tener el móvil apagao porque tenemos inquilina en la colina. Y Ella seguro me llamaba para ver si estaba con Él… Tapo el auricular y les digo a ustedes: ¿puedo ser yo más infeliz? ¿Que me llame a mi para saber de èl? ¡Que se me pegan los neuróticos siempre a mi que soy una neurótica al cubo! Y usted me responderà con voz de suficiencia: Por algo será… Claro, quien me manda a buscar complicidad en usted, vieja envidiosa.


El viento me daba en la cara, no hacía frío a esa hora en Sevilla, debían hacer veinte grados y aunque usted ya se haya acostumbrado a esto de que andamos como en casa por la colina y con el Loco como culo y calzón yo todavía tengo mis raptos de ¿qué cuernos hago acá? ¡¡Es Él, Marina, ÉL!! Esto último lo pienso cuando lo tengo adelante, o al costado, o abajo mío... Usted ya no se sorprende, claro, ya lo normalicé, y por esto le sigue funcionando al poder el sistema que le sigue funcionando, porque usted es una vieja masa que nada cuestiona salvo lo que le dicen que debe cuestionarse. Y por eso nos dividimos en dirigentes y dirigidos, prueba de que la desigualdad es innata e irremediable. Me cuenta Ella que está en Jeré, su bello niño compite en un torneo de ajedrez y que si no quiero ir a hacerles compañía. (Pausa de piernas temblantes). Que si no quiero ir a Jerez, me dice, me llama para saber de èl y me termina invitando a ir a mi... Y a mi se me olvida lo de la chica de mi mare, lo de mi mare, el abogao, la bancarrota, el final, mis principios… Y se me derrite todo. (Sigue)

Continuará...



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